Todo sea por tener vacaciones . Colchones, reposeras y siete cuadras de fila para conseguir un pasaje de tren a la costaPor Guillermina Leudesdorf
Martes a las 5.45 de la mañana. La plaza Constitución estaba más poblada que nunca. Una fila que parecía eterna daba la vuelta el edificio de la terminal de trenes porteña. Había mujeres con cochecitos, hombres con reposeras bajo los brazos, colchones doblados y atados con un hilo, sábanas y almohadones en el piso.